Opinión, politica

Carta abierta a Irene Montero

Hola, Irene:

No sé si leerás, o no, esta misiva, pero es algo que yo he considerado que debería hacer, y por ello lo hago. Necesito expresar determinadas opiniones y deseo compartirlas, para que los que piensen de la misma manera que lo hago yo, a su vez, puedan compartirlo, y difundirlo. Es posible que muchos nos identifiquemos con estos sentimientos y opiniones.

Quiero expresarte mi más sincera enhorabuena por el discurso que nos regalaste el pasado 12 de junio en la tribuna del Congreso de los Diputados. Mi enhorabuena porque fue impecable, digna de los mejores oradores que yo haya escuchado pronunciar desde ese atril.

Quiero agradecerte que le hayas devuelto la dignidad a la democracia, expresando claramente las ideas, sin rodear las palabras de petulancias innecesarias, con orden y con altura en la oratoria, sin descalificaciones, insultos, ni bravatas.

Quiero agradecerte que hayas defendido mi pensamiento, sintiéndome representado en todas y cada una de tus palabras.

Quiero agradecerte que hayas despiezado la maquinaria de la trama, con la pedagogía impecable de una lección magistral.

Quiero darte las gracias por defender a los desprotegidos, a los ciudadanos de  a pie, a los que sufrimos las devastadoras consecuencias de los recortes y el enriquecimiento ilícito de los ladrones del Partido Popular.

Quiero expresarte mi agradecimiento por defender a la mujer desde la visión de la mujer, obviando las estupideces de las paridades que no conducen a nada y se me antojan un caramelo de consuelo. Fuiste mujer en la tribuna, y, antes que mujer, persona, demostrando que eso es lo que somos todos, personas, sin que nos distinga el sexo, ni la raza, ni las creencias. Fuiste mujer, persona y excepcional y valiente.

Gracias también por quitarles la careta a los miembros del PP, especialmente a Rafael Hernando.

Quiero agradecerte, en definitiva, que, al contrario de lo que he vivido en otras ocasiones, con los parlamentarios del Congreso, no me has defraudado.

Sinceramente gracias, Irene

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Moción de censura: cuatro conclusiones

Del debate de la moción de censura presentada por Podemos, he podido extraer cuatro conclusiones que se me antojan altamente significativas:

El Partido Popular se ahoga en su propia mierda.

A duras penas Rajoy ha podido defender la desvergüenza que vivimos a diario con miembros de su partido acusados de corrupción. Tampoco ha podido sortear – porque es imposible – la ignominiosa realidad de que el Partido, como órgano jurídico con personalidad propia, está corrompido y ha utilizado los resortes del Estado en beneficio propio, y de sus miembros.

Su única defensa ha consistido en mostrarse ante la opinión pública como el salvador de España – una vez más -, argumentando que han sido ellos – Los Populares – los que han sacado a España de la crisis: una mentira que viene siendo repetida constantemente, con la intención de convertirla en verdad, estrategia harto utilizada por esta derecha rancia y decimonónica, y en la que cada vez cree menos gente.

Los discursos planteados por Irene Montero y Pablo Iglesias (así como sus réplicas) han demostrado suficientemente la necesidad que existía de plantear este debate.

Ciudadanos se borra del espectro político.

El “señorito” Rivera ha salido a la tribuna atacado de una cólera iracunda y enfermiza contra Pablo Iglesias, tratando de desprestigiar una de las mentes más lúcidas que ha dado la política en los últimos años. Ese error le ha costado caro, porque el líder de Podemos le ha recordado quién es el naranjito y cuál es su objetivo, como fuerza política: ser los palmeros del PP, y el apoyo que necesitan para poder continuar gobernando, aunque tratando de dar una imagen de progresismo, modernidad, e incluso, de indignación ante las continuas corrupciones que se producen en el seno del PP, todo fingido, con el propósito de engatusar a una ciudadanía, que, a poco que abra los ojos, dejará que se despeñen en caída libre.

El PSOE trata de salvar los muebles.

Después de la victoria de Pedro Sánchez, con el contundente apoyo de la militancia, Ábalos ha tratado de dulcificar las diferencias que existían entre Podemos y un Partido Socialista que se había derechizado hasta la extenuación.

Un NO a la moción de censura por parte del PSOE habría acarreado muy malas consecuencias para el Partido Socialista, después del cambio radical del NO es NO al NO es Sí, y de las promesas hechas por Pedro Sánchez a la militancia, en relación a la confluencia con Podemos.

No obstante, todos sabemos que el PSOE no hace siempre lo que dice que va a hacer, por tanto habrá que esperar a ver si, de una vez, se compromete con las izquierdas, o vuelve a tratar de apuñalarlas por la espalda. Si así fuera, no le auguro sino una catástrofe electoral, una hemorragia de votos, que no habrá torniquete que la detenga.

Hernando se doctora en canallería y macarrismo.

Ha salido Hernando al atril y solo ha faltado que desde la bancada del Partido Popular desplegasen un castillo de fuegos artificiales. Y ha salido a hacer lo que sabe hacer: un discurso zafio, hostil, ofensivo, insultante. Todo lo que lo degrada a él y al partido al que representa. Hablar de Venezuela y fabulaciones de pederastia y otra suerte de sandeces. A desgranar los logros inexistentes del Partido Popular y reírse de todos aquellos que están sufriendo las consecuencias de sus recortes económicos de todos estos años, mientras gran parte de sus cargos públicos se embolsaba exiguas cantidades de dinero público, o lo dilapidaba en juergas de drogas y prostitución.

Para poner un broche de oro a su intervención, se ha despedido con esta frase del más auténtico corte machista: “Hay quien dice que estuvo mejor la señora Montero que usted ayer, yo no lo diré porque si lo digo no sé qué voy a provocar en esa relación”.

El señor Hernando se descalifica solo, por eso, probablemente, Pablo Iglesias sólo le ha dedicado 15 segundos en su respuesta.

Alguien que hubiese sido como él, le habría contestado con un contundente corte de mangas.

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¿Cuántas idioteces más tendremos que escuchar?

El ¿señor? Martínez Maíllo debería leerse la Constitución, de vez en cuando, esa que tanto venera y que saca a relucir cuando se trata de arremeter contra un posible referéndum en Cataluña, o en otras muchas ocasiones en la que las circunstancias no le son favorables.

El artículo 76 de la Constitución dice textualmente:

El Congreso y el Senado, y, en su caso, ambas Cámaras conjuntamente, podrán nombrar Comisiones de investigación sobre cualquier asunto de interés público. Sus conclusiones no serán vinculantes para los Tribunales, ni afectarán a las resoluciones judiciales, sin perjuicio de que el resultado de la investigación sea comunicado al Ministerio Fiscal para el ejercicio, cuando proceda, de las acciones oportunas.”

Pero como la mayoría de los ciudadanos de nuestro país no conoce el articulado de nuestra Carta Magna – que aunque mala, es la que tenemos –el PP pretende, como es de su habitual acontecer, distraer la atención y engañar a la ciudadanía, sacando pecho y anunciando a bombo y platillo que acudirán a la Justicia. ¿A qué, a tratar de manipular a la fiscalía y a los magistrados, como tan frecuentemente hacen, con objeto de salir del mar de escollos en el que navegan últimamente? Respóndanse ustedes mismos.

La comisión, se celebrará, lo quiera o no el Partido Popular, si bien tratarán de hacer toda suerte de regates para evitar que la verdad aflore, aunque la verdad, ya una inmensa mayoría la conoce, y por eso manifiestan que ya existe un juicio preestablecido y unas conclusiones. ¡Pues claro, porque son obvias! Pero queremos ser testigos de cómo tratan de responder y negar lo evidente. ¡Queremos que no les llegue la piel al cuello de la camisa! Queremos que respondan, sin tener que escuchar la palabra Venezuela. Queremos que traten de explicar lo injustificable. Queremos que quede claro el daño que le han hecho a esa España con la que se les llena la boca, cuando dicen eso de ¿España, para cuándo? Eso precisamente es lo que les preguntamos los españoles a ellos, ¿España, para cuándo? Después del saqueo de las arcas públicas, del enriquecimiento inmoral, del uso del dinero de todos para sus campañas electorales, ¿qué han dejado para España? Un país arrasado, sumido en la indignidad de trabajos precarios, con una sanidad desvencijada y una educación maltrecha, mientras se aúpan al carro del logro de la recuperación económica, luciendo unos laureles del triunfo fantasiosos, que una gran masa embrutecida y torpe de la ciudadanía todavía se cree. Esa que también habla de una Constitución que desconoce. Porque la Constitución, si tanto valor tiene para ellos, ¿por qué no se imparte en los colegios, en lugar de defender a ultranza la asignatura de religión?

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¿Por qué es importante plantear una moción de censura?

Es posible que haya mucha gente que piense “¿para qué una moción de censura a sabiendas de que vas a perderla?” Es posible. Que ganar es mejor que perder, el más tonto lo sabe. Pero, en muchas ocasiones, ganar no es lo único importante. Y en este caso particular sucede eso, hay otra serie de circunstancias que sopesar y que medir, que pueden tener su importancia:

En el debate de la moción de censura el candidato no tiene límite de tiempo, ni en la presentación de su programa alternativo, ni en las réplicas. Dicho de otro modo, se cambian las tornas. Ahora no va a ser el Presidente del Gobierno el que cierre las intervenciones con cualquier ocurrencia graciosa o con alguna puya a la que ya no se puede responder.

Y hay que tener en cuenta que el Parlamento es el mejor altavoz posible, ya que los grandes medios sirven a quien sirven, y son la voz de su amo, publicando sesgadamente lo que les interesa. El debate lo podrá ver cualquier ciudadano, sin interferencias de ningún tipo, y sin que le suministren “los cortes” que al medio en cuestión le interesen. Cosa distinta serán los telediarios.  

Hay algo más, aún. Tanto en los turnos de intervenciones de los portavoces de los distintos grupos, como en la votación final, cada cual va a tener que despojarse de su careta. Va  a tener que decir claramente si prefiere la situación actual – el lamentable y bochornoso gobierno de un partido imputado como organización criminal, del que, cada día, brotan, como una cepa de hongos, nuevos casos de corrupción – o un gobierno de cambio que abra las ventanas para que corra el aire fresco y desinfecte la casa, la de todos.

Las encuestas – que como todo en este desastroso país nuestro – están cocinadas, continúan otorgando la victoria electoral al putrefacto partido que nos gobierna. No sabemos hasta qué punto es eso cierto, puesto que las encuestas no son garantes de nada, como acabo de referir, y también desconocemos hasta dónde pueden ser fiables los resultados electorales, cuando nos enteramos de que la empresa que ha sido contratada para llevar a cabo el escrutinio, se encuentra también inmersa en la trama de corrupción del partido más corrupto de Europa. Ninguna fiabilidad ante estos datos.

Por eso es necesario, clamorosamente necesario, diría yo, que se presente una moción de censura, aunque se pierda.

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Me parece intolerable

barbara-rey-juan-carlos

Publicado en Alcantarilla Social el 24-1-2017:

En estos días ha salido a la luz una noticia, que aunque parece más del corazón, no lo es tanto, y, dicho sea de paso, donde más eco ha tenido ha sido en la prensa rosa.

Por mucha jocosidad que haya producido la mencionada noticia, que no es otra sino que a la señora Bárbara Rey se le compró su silencio por su affaire con el rey Juan Carlos  – el campechano – por la insignificante suma de quinientos millones de pesetas, o sea unos tres millones de euros (cuando interesa, las cifras se dan en pesetas, para liar más a la gente, y que no se enteren de las cifras reales, ahora que ya estamos acostumbrados al euro). Por mucha jocosidad que parece que tiene la noticia, venía yo diciendo, y los memes y chistes fáciles que se han ido propagando por las redes y los bares y los grupitos de amigos, resulta que, a mí, personalmente, me parece que la cosa tiene más enjundia. La tiene porque ese dinero ha salido de los Fondos Reservados del Estado, que es lo mismo que decir de todos los españoles que tributamos a la Hacienda Pública.

Si el señor Juan Carlos hubiese comprado ese silencio con su dinero, a mí, particularmente, me importaría un rábano, esta y todas las historias de faldas e infidelidades que pueda haber mantenido. No soy yo el indicado para pedirle explicaciones, sino otros, como su esposa o, quizás, sus hijos.

Pero si me parecen intolerables ciertas ausencias, o determinadas posturas:

Me parece intolerable que nadie haya pedido explicaciones todavía.

Me resulta intolerable que la Casa Real se calle y no diga esta boca es mía, sobre el asunto.

Me parece intolerable que el ciudadano Felipe de Borbón no diga nada (los discursos para Nochebuena y vale, ¿no?)

Me parece intolerable que no sea repuesto de inmediato ese dinero, por parte del rey Juan Carlos, de sus haberes personales.

Me parece intolerable que, desde las instituciones que representan a la ciudadanía, no se haya hecho ningún movimiento con objeto de pedir explicaciones a los, en su día, responsables de estos mangoneos.

Me resulta intolerable que la judicatura no actúe de oficio ante un escándalo de este tipo.

Y me parece intolerable que los ciudadanos nos dediquemos a bromear con este asunto, cuando nos han robado nuestro dinero (esto no es sino un añadido al caso Nóos, Gürtel, Púnica, Taula, etc…)

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Dictocracia

xii-legislatura

Os dejo mi último artículo en Alcantarilla Social

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¿Realmente somos tan imbéciles?

investidura rajoy

Se necesita no tener vergüenza. Se necesita no tener talla política, ni principios, ni sentido de estado. Presentarse ante la opinión pública a afirmar que se va a intentar formar gobierno y no responder a la pregunta de cuál va a ser su postura si no obtiene los apoyos necesarios, es una burla a la ciudadanía. Presentarse afirmando que este país no puede permitirse unas nuevas elecciones, pero sí un tiempo inconcreto en tratar de encontrar socios que apoyen una investidura, es chusco e insultante. ¿Somos imbéciles? ¿Realmente vamos a tragarnos esta píldora?

En un país como el Reino Unido, cuyo parlamento – el más antiguo del mundo, data del año 1707 – una situación como esta sería inconcebible. Sería inconcebible ya, per se, que un partido procesado por destrucción de pruebas y por delitos de corrupción, se presentase a unos comicios, con los mismos individuos que han manejado el timón, de dicho partido, en las fechas en las que se les acusa de los mencionados delitos. Pero, como he dicho, el Reino Unido tiene una longeva tradición democrática y sus ciudadanos no perdonan, ni la mentira, ni la delincuencia de sus representantes electos. En el Reino Unido, ya habrían dimitido unos cuantos. Lo han hecho por menos de “las mamandurrias” de los nuestros. Y lo mismo sucedería en otros países de tradición democrática como Francia o Estados Unidos, por poner algunos ejemplos.

Tenemos un problema. Un problema que va más allá de los aprovechados y sinvergüenzas que nos han gobernado, sustrayendo el dinero de lo público y embolsándoselo en sus bolsillos, haciendo pagar un peaje a las empresas por obtener contratos con la Administración Pública, arruinando a la ciudadanía, mientras se han estado enriqueciendo sin escrúpulos.

Tenemos un problema muy grave cuando más de ocho millones de personas, conocedoras de estos turbios asuntos, de esta brutal ruindad, siguen apoyando con su voto a los que han robado, o lo han consentido, que lo mismo da. Por eso no podemos compararnos con las democracias del Reino Unido, de Francia o de Estados Unidos. Por eso nuestra tan alabada y ponderada transición política no fue sino un enjuague para permitir que siguiese el mismo estado de impunidad, de corrupción y de pisoteo de los derechos de los ciudadanos. Una Constitución encorsetada, y prácticamente blindada, por las dificultades existentes para su modificación, han permitido un statu quo que beneficia a los que siempre han ostentado el poder económico, y, a través de éste, el político (legislativo y ejecutivo).

Dicho de otro modo: vivimos en un país sin cultura política, que se pliega a las monsergas de los gobernantes, y transige con cualquier cosa por un mísero plato de lentejas.

La parte del pueblo que ha adquirido la conciencia política suficiente y que se ha rebelado, sufre continuamente los ataques de estos tiburones del poder, que pretenden mantener su posición privilegiada a toda costa. Y hablan de la imposibilidad de permanecer sin gobierno y de estabilidad, y de la carestía que supone la celebración de nuevos comicios. Pues, en mi humilde opinión, prefiero celebrar cien veces elecciones y desalojar a estos individuos mezquinos, tramposos, corruptos y autoritarios del poder, que soportar cuatro años más de desgobierno, y de saqueo de las arcas públicas, porque, ¿alguien puede creerse que los que han robado, prevaricado, saqueado y abusado del poder va a poner los medios para castigarlo y erradicarlo?

Dicho de otro modo: Si vuelven a gobernar los que lo hicieron anteriormente, somos un país de imbéciles.

También en http://www.roostergnn.com

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Repetición de elecciones: una nueva oportunidad

ELECCIONES

Desde que Pedro Sánchez firmó un acuerdo de gobierno con Ciudadanos, y desde que ese pacto fue “sancta sanctorum”, todos fuimos conscientes de que la repetición de los comicios electorales era algo más que un hecho probable. Se trataba de una evidencia.

Pedro Sánchez siguió un guion trazado con letras gruesas por la cúpula del partido, que no es sino Felipe González y sus adláteres, ya que Sánchez no lidera absolutamente nada y ha invertido la mayor parte de su tiempo en tratar de convencer a sus militantes de que el pacto firmado era la mejor de todas las opciones posibles, y en demonizar a Podemos, del mismo modo en que el señor González demonizaba a IU cuando Julio Anguita era su coordinador general. Pero Julio Anguita vive con su pensión de profesor, fiel a los principios que siempre ha defendido.

Felipe González se ha manifestado claramente a favor de los pactos con la derecha. No ha tenido el más mínimo sentido de la vergüenza al manifestar que se necesitaba una gran coalición con el Partido Popular, un partido instalado en la corrupción como “modus vivendi”, alejado infinitamente de los problemas de la ciudadanía e insensible al dolor de sus ciudadanos. Esa es la idea de país que pretende vendernos Felipe González por mediación de Pedro Sánchez y tras las siglas del PSOE. Un país en el que él pueda seguir viviendo a lo grande, mientras el resto de la sociedad se desangra en la miseria, la precariedad, los recortes, el paro y la amputación de derechos y libertades.

Decían que no salían los números, que cualquier pacto pasaba por Ciudadanos. Era mentira. Todos lo sabíamos. Lo sabíamos, del mismo modo que supimos que Simancas se equivocaba cuando volvió a convocar elecciones y perdió la comunidad de Madrid, entregándosela en bandeja al Partido Popular. Y así estamos desde entonces.

El entramado de empresas, con sede en Panamá, que ha aparecido tras la publicación de los “famosos papeles”, demuestra, además del vergonzoso hecho de eludir el pago a las arcas públicas de los impuestos que deberían haber sido satisfechos, la imbricación entre el poder político y el poder mediático, poniendo bajo los focos el sonrojante hecho de medios de comunicación vendidos a determinados intereses y cuotas de poder. Estos medios son los mismos que nos bombardean continuamente con encuestas sobre los posibles resultados electorales, cuya credibilidad es, a mi juicio, absolutamente nula. En mi humilde opinión se trata de un nuevo intento de manipulación, con el objeto de bascular el voto hacia los partidos a los que realmente defienden.

Desconozco las presiones a las que se habrá visto sometido Pedro Sánchez. Ignoro si, realmente lo que ha hecho ha sido por convencimiento o por imposición. Pero, tanto si lo ha hecho por convicción, como si ha sido por mandato, ha puesto su cabeza en bandeja de plata para que Susana Díaz le arrebate el liderazgo. Porque, por mucho que lo nieguen, yo, al menos, apuesto porque Sánchez no repite como candidato por el PSOE el 26J. El tiempo dirá si me equivoco.

¿Qué va a suceder con los votantes del PSOE? ¿Realmente no van a sentirse decepcionados con este comportamiento? ¿Van a continuar soportando que saquen a pasear al señor Felipe González por los mítines? ¿Repartiendo moralina? ¿Hablando, de qué?

Creo, sinceramente, que va a existir una decepción enorme en ese electorado y que el PSOE va a sufrir un duro golpe.

Están también los que pretenden ganar simpatías vendiéndonos la idea de lo caro que sale una repetición de elecciones. Son los mismos que nos han robado ese coste, pero multiplicado. Y culpan a los dos partidos que sienten como un estorbo. Una muestra más de que para ellos la democracia es un instrumento, no un sistema político basado en la soberanía popular. ¿Por qué esa idea de transmitir que unas nuevas elecciones son un fracaso? Unas nuevas elecciones no es sino decirle a la ciudadanía que tiene que elegir. Y, a mi juicio, la ciudadanía tiene ahora más elementos de juicio que hace unos meses para tomar una decisión.

¿Y los votantes del PP?, ¿Hasta cuándo están dispuestos a dejarse robar y engañar?, ¿Tanto miedo tienen a cambiar de vehículo que están dispuestos a viajar en tartana toda la vida?

Es posible que las elecciones no configuren un parlamento marcadamente diferente, pero puede que las leves diferencias sean suficientes para que se pueda llevar a cabo un cambio. Este tiempo transcurrido no ha sido inútil. Se han puesto muchas cartas boca arriba.

No se trata de quitar a Rajoy, o al PP, a cualquier precio, algo debe quedarnos claro: necesitamos un cambio, un profundo cambio. No un recambio

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